jueves, 21 de julio de 2011

Los grandes errores en el sistema de transporte de Lima - Ing. Civil Eduardo Vásquez Bresani - MBA y Especialista de transporte urbano

LOS GRANDES ERRORES EN EL SISTEMA DE TRANSPORTE DE LIMA[1]

Los errores cometidos por diversas autoridades nacionales y metropolitanas, en los últimos 50 años, con relación al transporte en la ciudad de Lima, tienen como consecuencia, la actual situación del sistema de transporte de nuestra capital.

La desactivación de la Compañía de Tranvías que servían al área metropolitana de Lima-Callao, en 1963, puede ser el primer paso de este proceso de errores que en alguna proporción fue compensado con la creación de la Administradora Para Municipal de Transportes en 1966 y que a su vez reemplazaba al Servicio Municipal de Transportes, que había colapsado años antes.
Sin embargo, el primer gran error que nos  conduce a las actuales consecuencias, fue la decisión tomada por el Gobierno Militar del General Velazco Alvarado para no poner en ejecución el Metro de Lima, en 1973, cuyo anteproyecto ya estaba aprobado.  La Lima en esa época contaba con 3.3  millones de habitantes. Con 240 millones de dólares se hacía el tramo 1 de la línea uno, por la vía expresa, desde Villa El Salvador hasta el Centro de Lima. Unos 200 millones de soles más, llevaba la línea hasta Comas. Poner en operación el bus metropolitano ha costado unos 350 millones de dólares.
Un segundo gran error que se cometió fue hacer quebrar el sistema de ómnibus organizado de la ciudad, obligándolas a operar con tarifas “sociales”, por debajo de su costo y sin subvención del Estado.  Hasta 1991, el nivel de las tarifas se imponía en función de los intereses políticos sin que importar si los ingresos cubrían los costos de operación. Las tarifas siempre estaban por debajo del costo de operación. Resultado, para sobrevivir, se tenía que apelar a la informalidad y a un nivel de servicio desastroso, que todos conocemos.
Un tercer gran error se perpetró en 1992, bajo una equivocada concepción del Neo Liberalismo de esa época[2]. Se estableció que el sistema de transporte de la ciudad de Lima, se debería plegar a la libre ley de la oferta y demanda. Cada empresa, grupo de transportistas o cualquier transportista individual, podía ofrecer sus servicios libremente en la ciudad y a la tarifa que establezca el mercado. La Autoridad Municipal quedó fuera de acción y el caos se implantó como sistema.  Ante el absurdo tal, las municipalidades tuvieron que comenzar a retomar, poco a poco el control perdido del sistema, logrando rescatar el control de las concesiones de las líneas, en alguna medida.
Ante esta suma de errores, y con el caos como su consecuencia más visible, se presentan ahora, dos experimentos que buscan reducir el caos y ofrecer algo del transporte que una ciudad como Lima se merece y que sus gobernantes no supieron darle y que ahora tiene 8.5 millones de habitantes y que está generando unos 15 millones de viajes de transporte diario de los cuales más de 12 millones, son de carácter público.

[1]  Escrito por EDUARDO VÁSQUEZ BRESANI, Ingeniero Civil, MBA y especialista en transporte urbano.
[2]  Un liberalismo mal entendido, que confundió conceptos, objetivos, procedimientos y fines.

viernes, 8 de julio de 2011

La receta - "Golpe de estado a la latina" MOISÉS NAÍM - EL PAÍS - Internacional - 26-07-2009

La receta. "Golpe de estado a la latina" MOISÉS NAÍM - EL PAÍS - Internacional - 26-07-2009
Esta fórmula ofrece ingredientes para dar golpes sin usar fuerzas armadas
El propósito de esta receta es ofrecer los ingredientes y la preparación para golpes de Estado que no dependan -al menos inicialmente- del uso de las Fuerzas Armadas. Como se sabe, el mundo ya no digiere tan bien los golpes militares. Esta intolerancia ha puesto de moda una nueva forma de cocinar la toma del poder. La nueva receta se basa más en abogados que en tenientes coroneles, y usa como ingredientes fundamentales reformas constitucionales y referendos en vez de tanques y ataques armados al palacio presidencial.

La receta es diferente, pero el resultado es el mismo: un líder autocrático que, guardando las apariencias democráticas, retiene el poder por tiempo indefinido y hace lo que quiere. Es importante enfatizar que, al igual que todas las recetas que se internacionalizan, ésta también se prepara de manera algo diferente en cada país. Por ejemplo, las elecciones en Zimbabue para dejar a Robert Mugabe en el poder después de 29 años se cocinan de manera distinta de como se practica la gastronomía electoral en Rusia. Allí la receta garantizó que, a pesar de las elecciones, Vladímir Putin siga mandando aunque el presidente es otro. A su vez, en Irán, donde les gusta comer la política muy aderezada con religión, el chef supremo, Alí Jamenei, explicó que la aplastante y sospechosa victoria electoral del presidente Mahmud Ahmadineyad fue "una señal divina". Quienes salieron a las calles de Teherán a reclamar, convencidos de que les habían robado el voto fueron, apaleados por las milicias civiles del régimen. Estas milicias son otro ingrediente indispensable en esta receta. En su versión latinoamericana, la receta depende más de manipulaciones constitucionales que en otras partes. A continuación les ofrezco los ingredientes -con sazón latina- y su preparación.
INGREDIENTES
1. Millones de pobres. Una abrumadora mayoría de la población a la que siempre se le ha prometido mucho y dado poco.
2. Gran dosis de desigualdad. Pobreza inimaginable que coexiste con fortunas incalculables.
3. Injusticia, exclusión social y discriminación racial.
4. Corrupción en abundantes cantidades.
5. Élites políticas y económicas complacientes y seguras de que "aquí no va a pasar nada".
6. Partidos políticos muy desprestigiados.
7. Una clase media apática y desilusionada de la democracia, la política y los políticos.
8. Parlamento, poder judicial y Fuerzas Armadas puestas a un largo remojo que les haya "suavizado" la espina dorsal. Es importante asegurar que en estas instituciones reine la ineficiencia, la indolencia y la corrupción. Debe ser fácil comprar a un juez, un senador o un general.
9. Medios de comunicación cuyos propietarios los utilizan principalmente para promover sus propios intereses comerciales o electorales.
10. Una superpotencia extranjera neutralizada o distraída por otras prioridades y congestionada de emergencias.
11. Apatía mundial y una opinión pública internacional con déficit de atención.
12. Un enemigo externo fácil de denunciar como una amenaza a la nación o como la causa de algún problema importante. La CIA es ideal. Un país vecino también sirve. O inmigrantes con otro color de piel. Si no, siempre están los judíos y el Mosad.
12. Brigadas de choque "populares" bien armadas y entrenadas para romper las cabezas -y más- de los miembros de la sociedad civil que osen reaccionar a los avances de "la revolución del pueblo". No hace falta que estas brigadas sean numerosas; sus miembros deben ser violentos y estar dispuestos a todo "en nombre de la revolución". Su vínculo con el Estado debe siempre quedar oculto. Las cárceles son buenos centros de reclutamiento para estas "brigadas populares".
PREPARACIÓN
1.     Sacúdase bien a la población más pobre con la campaña de polarización y conflicto social más intensa y agresiva que sea posible. La armonía social es un obstáculo que debe eliminarse, mientras que el odio entre grupos sociales debe ser llevado a su máximo. Esto es fácil de lograr si se cuenta con los ingredientes descritos arriba.
2.     Llegar al poder gracias a una elección democrática. Esto se facilita si los partidos tradicionales están desprestigiados y el contrincante es un empresario neófito o un miembro de las clases políticas que siempre han dominado el poder.
3.     Ganar toda nueva elección. Como sea. Hacer lo que haga falta. Pero nunca dejar el poder. Las elecciones no son para eso.
4.     Cambiar los altos mandos militares promoviendo a oficiales de probada lealtad al presidente y su "proyecto". Premiar con promociones y beneficios materiales a los oficiales leales y castigar a los poco entusiastas. Espiar a todos todo el tiempo.
5.     Hacer lo mismo con jueces y magistrados.
6.     Una vez completado el paso anterior, proponer cambios constitucionales para ser aprobados mediante un referéndum nacional. En ese referéndum estimular la abstención de la oposición.
7.     La nueva Constitución debe garantizar todo tipo de derechos a los ciudadanos -muy especialmente a los más pobres-, a la vez que minimiza sus deberes y obligaciones. Prometer que la nueva Constitución aliviará la pobreza y disminuirá la desigualdad. También debe tener normas poco comprensibles que concentren el poder en el presidente y permitan su reelección indefinida.
8.     Desprestigiar, minimizar y reprimir a la oposición política.
9.     Controlar a los medios de comunicación. Tolerar algunos medios críticos contra el Gobierno que tengan pocos lectores o telespectadores, como ejemplo de que se respeta la libertad de expresión.
10.  Repetir el paso número tres. Indefinidamente.

¡Buen provecho!
mnaim@elpais.es


miércoles, 6 de julio de 2011

Carta a Pedro Salinas columnista del diario Perú21 - Eco. Juan Manrique Silva

Carta a Pedro Salinas columnista del diario Perú21 - Eco. Juan Manrique Silva.

  
Sr. Pedro Salinas:
Al leer su columna sobre Rosa María Palacios me pareció que Ud. estaba describiendo a Santa Rosa de Lima, supongo que es por su pasado religioso, que hoy abomina con resentimiento.
Palacios tiene un antiguo pasado fujimorista, que hoy reniega como lo hacen los “nuevos conversos”. Situación que también creo conoce bien. Le sugiero con su olfato periodístico seguir el pasado reciente de su marido al que ella defiende como abogada y esposa leona.
Por lo demás, si hay tanto temor por la libertad de expresión fíjese en su candidato, hoy presidente Humala, de las personas que lleva en su grupo, casi todos velasquistas confesos y militantes. De seguro Ud. no recuerda, por su edad o falta de preparación, de cómo el velasquismo acabo a patada limpia y con la brutalidad del fascismo con la libertad de expresión en el país.
Le sugiero que converse con genuinos periodistas, que no andan lloriqueando cuando los echan de un diario, que fueron encarcelados y deportados. Le sugiero además que converse con el señor Zileri y le cuente del trato humillante que recibió por una simpática carátula “Mamita Artola”. Y para terminar, el periodismo es una forma empresarial  y si alguno de sus miembros no está de acuerdo con la política de la empresa, renuncia. Así funciona y no por ser periodistas deben tener un trato diferente que el común de los mortales. Atentamente.

Juan Manrique Silva
      Economista
      04/07/2011