lunes, 29 de agosto de 2011

Sí, Lloro por tí Argentina - Articulo escrito por Mario Vargas Llosa

Durísimo artículo de Mario Vargas Llosa

SÍ, LLORO POR TÍ ARGENTINA
Artículo de Mario Vargas Llosa

Argentina, un país que era democrático cuando tres cuartas partes de Europa no lo eran, un país que era uno de los más prósperos de la Tierra cuando América Latina era un continente de hambrientos, de atrasados.

El primer país del mundo que acabó con el analfabetismo no fue Estados Unidos, no fue Francia, fue la Argentina con un sistema educativo que era un ejemplo para todo el mundo. Ese país que era un país de vanguardia ¿Como puede ser que sea el país empobrecido, caótico, subdesarrollado que es hoy? ¿Qué pasó? ¿Alguien lo invadió? ¿Estuvieron enfrascados en alguna guerra terrible?

No, los argentinos se hicieron eso ellos mismos. Los argentinos eligieron a lo largo de medio siglo las peores opciones.

Eso es. El peronismo es elegir el error, es el partido de los resentidos más aberrantes, llenos de odio, de rencores viscerales, fascistas, enfermos de rabia inexplicable hacia todo lo bueno que sea diferente a su manera radical y fanática de ver las cosas, son por lo general incultos, ignorantes, mediocres de mediocres!. El peronismo es perseverar en el error a pesar de manera masoquista, enfermiza, en las catástrofes que se le han ido sucediendo en la historia moderna del país.

¿Cómo se entiende eso? Un país con gentes cultas, absolutamente privilegiado, una minoría de habitantes en un enorme territorio que concentra todos los recursos naturales. ¿Por qué no son el primer país de la Tierra? ¿Por qué no tienen el mismo nivel de vida que Suecia, que Suiza?

Porque los argentinos no han querido. Han querido en cambio ser pobres.
Seguir a "caudillos" de pacotilla, "salvadores" de porquería, locos, desquiciados por su mismo odio a todo lo que sea diferente a su locura. Han querido vivir bajo dictaduras, han querido vivir dentro del mercantilismo más espantoso. Hay en esto una responsabilidad del pueblo argentino.

Para mí es espantoso lo que ha ocurrido en Argentina. La primera vez que fui allí quedé maravillado. Un país de clases medias, donde no había pobres en el sentido latinoamericano de la pobreza. ¿Cómo pudo llegar a la presidencia una pareja tan diabólica, manipuladora, populistas en grado extremo, corruptos de calle como los Kirchner gobernando ese país?  Al menos ya uno no está!. Esperemos que la que queda no pueda seguir hundiendo a ese otrora gran país argentino!.

Sin embargo, a juzgar por sus diabólicas relaciones estrechísimas con el desquiciado, paria, bestia troglodita, de la extinta y queridísima República de Venezuela, todo parece indicar que ahora "Cristinita" se apegará aún más a escoria, aprendiz de dictadorzuelo, quien ya bastante le ha financiado su mandato a costa del noble pero incomprensiblemente inerte pueblo Venezolano. ¡Qué degradación política, qué degradación intelectual!
Argentina y Venezuela, dos países extraordinarios vueltos pedazos por una sarta de demoniacos desquiciados!!!

Por eso me pregunto ¿Cómo es eso posible?

Mario Vargas Llosa
(Madrid, España)

miércoles, 17 de agosto de 2011

¿Más Impuestos para las empresas mineras? - Por Eduardo Vásquez Bresani - Ing. Civil - MBA

¿MÁS IMPUESTOS PARA LAS EMPRESAS MINERAS?
Se discute últimamente la posibilidad de aplicar un impuesto a la sobre ganancia que están generando las empresas mineras en el país, a raíz de los extraordinarios precios de los metales en  la economía mundial.  Pero qué supone un impuesto de este tipo.  Porqué solo deben tener un impuesto adicional las empresas mineras.
El tipo de impuesto que se aplica a las utilidades es el denominado “Impuesto a la Renta”, que en el Perú es de 30% sobre las utilidades netas de cualquier empresa. A mayor ganancia, mayor recaudación de impuestos.  Un aumento en la tasa del impuesto, solo para las empresas mineras, sería claramente discriminatorio, en relación con otras empresas que también pueden y deben  generar ganancias.
Sin embargo, pienso que se debe hacer una discriminación entre las empresas de carácter extractivo, como pueden ser las mineras, las pesqueras o las que extraen el petróleo y sus derivados, de las demás empresas que no son de carácter extractivo y obtienen sus insumos adquiriéndolos en el mercado por un precio determinado.
Aquí se puede establecer una diferencia fundamental. El insumo básico de las empresas extractivas, lo obtienen del sub-suelo o del mar, cuya propiedad es por ley, del Estado. Por el uso de estos insumos, las empresas pagan  una regalía que les da la autorización para la extracción y uso de esos recursos.
Si el precio de los minerales o de los otros productos extraídos del mar o del subsuelo, aumenta significativamente en el mercado mundial, es razonable pensar que,lo que se debe aumentar es el monto de la regalía pagada por el uso de los recursos extraídos y no el impuesto a las ganancias o impuesto a la renta.
La renta es alta porque no se pagan adecuadamente los insumos usados. Si las empresas extractivas, pagaran más por sus insumos extraídos,  su renta será menor y posiblemente comparable a la de cualquier otra empresa que opera en el país. Algunas son más rentables y otras no lo son tanto, y sobre esta utilidad es que deben aplicarse los impuestos a la renta en forma general, a todos por igual por una tasa fija o que aumenta en función de los montos de renta obtenidos.
Actualmente el pago de las regalías, se hace en función a la cantidad extraída y no por el precio que se logra por los productos obtenidos.  En consecuencia, aquí es donde se debe hacer la modificación.  El uso de los recursos extraídos debe estar relacionado con los precios mundiales de los productos obtenidos. A mayor precio del cobre mayor debe ser la regalía pagada por el uso de la mina de cobre. A mayor precio de la harina de pescado, mayor debe ser el derecho de pesca que el Estado debe cobrar.
El problema, en consecuencia, es establecer cómo debe pagarse esta regalía asociando el monto pagado al precio obtenido por los productos finales. Una primera posibilidad es establecer una relación directa entre el precio unitario de los productos finales con las regalías pagadas, de  modo tal que si el precio de los comodities sube, el valor de la regalía sube y si este precio baja, la regalía baja. Sin embargo puede ser difícil determinar cuál es el precio del comodity que deberá establecer el valor de la regalía. La empresas extractiva producen diferentes productos  con los mismos insumos extraídos y es difícil establecer  cuál es el precio del comodity que se debe usar para establecer el valor de la regalía que deberá ser general para todas las empresas que extraen el mismo insumo.
Una segunda posibilidad, está en aplicar el pago de las regalías asociándolo al monto de la utilidad operativa de las empresas extractivas. En este caso, si la empresa extractiva tiene más utilidades operativas[1], la aplicación de un porcentaje por concepto de regalía lograría equilibrar la ecuación y establecer un valor de la regalía o precio de los insumos utilizados, obtenidos del subsuelo o del mar patrimonial. En este caso, si los precios de los comodities bajan, debe bajar la utilidad operativa y en consecuencia las empresas extractivas estarían  pagando menos por las regalías. Si los precios en el mercado suben, el monto de las regalías subirá y en consecuencia se estaría pagando más por los insumos extraídos, que es sería correcto.
En esta etapa, es necesario establecer, si es conveniente establecer las regalías como un porcentaje fijo de la utilidad operativa  o un porcentaje variable en función del monto obtenido.  También deberá considerarse un monto mínimo a pagar por las regalías en el caso de que las utilidades operativas sean muy bajas por diversas razones.  Cualquiera de estas aplicaciones, son sólo alternativas en la búsqueda de una solución, para que el Estado se beneficie también de los altos precios de los comodities en el mercado mundial.
Por otro lado, este planteamiento deberá compararse con lo que hacen otros países de modo de mantener a las actividades extractivas como inversiones atractivas de capital extranjero que el país necesita.
Por último no debe confundirse, en denominado Canon Minero, con un pago adicional que las empresas mineras hacen  por  la extracción de los minerales. El Canon Minero está constituido por el cincuenta por ciento (50%) del Impuesto a la Renta que pagan las empresas al Estado, es decir, el impuesto que grava las utilidades de las empresas mineras que realizan de manera efectiva operaciones de extracción y comercialización de recursos naturales minerales.
 Este es el dinero que los gobiernos regionales y locales reciben como transferencia periódica del Gobierno Nacional, en base a diferentes criterios de distribución, que permite a los gobiernos regionales o locales, que están dentro del área de influencia directa o indirecta de las actividades extractivas de recursos naturales no renovables, participar del Impuesto a la Renta que pagan las empresas mineras, por los beneficios que obtienen de la extracción y comercialización de los recursos minerales.

 


[1] Las que se logran antes de aplicar la deducción por gastos financieros.
Margen Bruto = Ventas – Costo de ventas. 
Utilidad Operativa = Margen Bruto  - Gastos Administrativos – Gastos de Ventas

jueves, 21 de julio de 2011

Los grandes errores en el sistema de transporte de Lima - Ing. Civil Eduardo Vásquez Bresani - MBA y Especialista de transporte urbano

LOS GRANDES ERRORES EN EL SISTEMA DE TRANSPORTE DE LIMA[1]

Los errores cometidos por diversas autoridades nacionales y metropolitanas, en los últimos 50 años, con relación al transporte en la ciudad de Lima, tienen como consecuencia, la actual situación del sistema de transporte de nuestra capital.

La desactivación de la Compañía de Tranvías que servían al área metropolitana de Lima-Callao, en 1963, puede ser el primer paso de este proceso de errores que en alguna proporción fue compensado con la creación de la Administradora Para Municipal de Transportes en 1966 y que a su vez reemplazaba al Servicio Municipal de Transportes, que había colapsado años antes.
Sin embargo, el primer gran error que nos  conduce a las actuales consecuencias, fue la decisión tomada por el Gobierno Militar del General Velazco Alvarado para no poner en ejecución el Metro de Lima, en 1973, cuyo anteproyecto ya estaba aprobado.  La Lima en esa época contaba con 3.3  millones de habitantes. Con 240 millones de dólares se hacía el tramo 1 de la línea uno, por la vía expresa, desde Villa El Salvador hasta el Centro de Lima. Unos 200 millones de soles más, llevaba la línea hasta Comas. Poner en operación el bus metropolitano ha costado unos 350 millones de dólares.
Un segundo gran error que se cometió fue hacer quebrar el sistema de ómnibus organizado de la ciudad, obligándolas a operar con tarifas “sociales”, por debajo de su costo y sin subvención del Estado.  Hasta 1991, el nivel de las tarifas se imponía en función de los intereses políticos sin que importar si los ingresos cubrían los costos de operación. Las tarifas siempre estaban por debajo del costo de operación. Resultado, para sobrevivir, se tenía que apelar a la informalidad y a un nivel de servicio desastroso, que todos conocemos.
Un tercer gran error se perpetró en 1992, bajo una equivocada concepción del Neo Liberalismo de esa época[2]. Se estableció que el sistema de transporte de la ciudad de Lima, se debería plegar a la libre ley de la oferta y demanda. Cada empresa, grupo de transportistas o cualquier transportista individual, podía ofrecer sus servicios libremente en la ciudad y a la tarifa que establezca el mercado. La Autoridad Municipal quedó fuera de acción y el caos se implantó como sistema.  Ante el absurdo tal, las municipalidades tuvieron que comenzar a retomar, poco a poco el control perdido del sistema, logrando rescatar el control de las concesiones de las líneas, en alguna medida.
Ante esta suma de errores, y con el caos como su consecuencia más visible, se presentan ahora, dos experimentos que buscan reducir el caos y ofrecer algo del transporte que una ciudad como Lima se merece y que sus gobernantes no supieron darle y que ahora tiene 8.5 millones de habitantes y que está generando unos 15 millones de viajes de transporte diario de los cuales más de 12 millones, son de carácter público.

[1]  Escrito por EDUARDO VÁSQUEZ BRESANI, Ingeniero Civil, MBA y especialista en transporte urbano.
[2]  Un liberalismo mal entendido, que confundió conceptos, objetivos, procedimientos y fines.

viernes, 8 de julio de 2011

La receta - "Golpe de estado a la latina" MOISÉS NAÍM - EL PAÍS - Internacional - 26-07-2009

La receta. "Golpe de estado a la latina" MOISÉS NAÍM - EL PAÍS - Internacional - 26-07-2009
Esta fórmula ofrece ingredientes para dar golpes sin usar fuerzas armadas
El propósito de esta receta es ofrecer los ingredientes y la preparación para golpes de Estado que no dependan -al menos inicialmente- del uso de las Fuerzas Armadas. Como se sabe, el mundo ya no digiere tan bien los golpes militares. Esta intolerancia ha puesto de moda una nueva forma de cocinar la toma del poder. La nueva receta se basa más en abogados que en tenientes coroneles, y usa como ingredientes fundamentales reformas constitucionales y referendos en vez de tanques y ataques armados al palacio presidencial.

La receta es diferente, pero el resultado es el mismo: un líder autocrático que, guardando las apariencias democráticas, retiene el poder por tiempo indefinido y hace lo que quiere. Es importante enfatizar que, al igual que todas las recetas que se internacionalizan, ésta también se prepara de manera algo diferente en cada país. Por ejemplo, las elecciones en Zimbabue para dejar a Robert Mugabe en el poder después de 29 años se cocinan de manera distinta de como se practica la gastronomía electoral en Rusia. Allí la receta garantizó que, a pesar de las elecciones, Vladímir Putin siga mandando aunque el presidente es otro. A su vez, en Irán, donde les gusta comer la política muy aderezada con religión, el chef supremo, Alí Jamenei, explicó que la aplastante y sospechosa victoria electoral del presidente Mahmud Ahmadineyad fue "una señal divina". Quienes salieron a las calles de Teherán a reclamar, convencidos de que les habían robado el voto fueron, apaleados por las milicias civiles del régimen. Estas milicias son otro ingrediente indispensable en esta receta. En su versión latinoamericana, la receta depende más de manipulaciones constitucionales que en otras partes. A continuación les ofrezco los ingredientes -con sazón latina- y su preparación.
INGREDIENTES
1. Millones de pobres. Una abrumadora mayoría de la población a la que siempre se le ha prometido mucho y dado poco.
2. Gran dosis de desigualdad. Pobreza inimaginable que coexiste con fortunas incalculables.
3. Injusticia, exclusión social y discriminación racial.
4. Corrupción en abundantes cantidades.
5. Élites políticas y económicas complacientes y seguras de que "aquí no va a pasar nada".
6. Partidos políticos muy desprestigiados.
7. Una clase media apática y desilusionada de la democracia, la política y los políticos.
8. Parlamento, poder judicial y Fuerzas Armadas puestas a un largo remojo que les haya "suavizado" la espina dorsal. Es importante asegurar que en estas instituciones reine la ineficiencia, la indolencia y la corrupción. Debe ser fácil comprar a un juez, un senador o un general.
9. Medios de comunicación cuyos propietarios los utilizan principalmente para promover sus propios intereses comerciales o electorales.
10. Una superpotencia extranjera neutralizada o distraída por otras prioridades y congestionada de emergencias.
11. Apatía mundial y una opinión pública internacional con déficit de atención.
12. Un enemigo externo fácil de denunciar como una amenaza a la nación o como la causa de algún problema importante. La CIA es ideal. Un país vecino también sirve. O inmigrantes con otro color de piel. Si no, siempre están los judíos y el Mosad.
12. Brigadas de choque "populares" bien armadas y entrenadas para romper las cabezas -y más- de los miembros de la sociedad civil que osen reaccionar a los avances de "la revolución del pueblo". No hace falta que estas brigadas sean numerosas; sus miembros deben ser violentos y estar dispuestos a todo "en nombre de la revolución". Su vínculo con el Estado debe siempre quedar oculto. Las cárceles son buenos centros de reclutamiento para estas "brigadas populares".
PREPARACIÓN
1.     Sacúdase bien a la población más pobre con la campaña de polarización y conflicto social más intensa y agresiva que sea posible. La armonía social es un obstáculo que debe eliminarse, mientras que el odio entre grupos sociales debe ser llevado a su máximo. Esto es fácil de lograr si se cuenta con los ingredientes descritos arriba.
2.     Llegar al poder gracias a una elección democrática. Esto se facilita si los partidos tradicionales están desprestigiados y el contrincante es un empresario neófito o un miembro de las clases políticas que siempre han dominado el poder.
3.     Ganar toda nueva elección. Como sea. Hacer lo que haga falta. Pero nunca dejar el poder. Las elecciones no son para eso.
4.     Cambiar los altos mandos militares promoviendo a oficiales de probada lealtad al presidente y su "proyecto". Premiar con promociones y beneficios materiales a los oficiales leales y castigar a los poco entusiastas. Espiar a todos todo el tiempo.
5.     Hacer lo mismo con jueces y magistrados.
6.     Una vez completado el paso anterior, proponer cambios constitucionales para ser aprobados mediante un referéndum nacional. En ese referéndum estimular la abstención de la oposición.
7.     La nueva Constitución debe garantizar todo tipo de derechos a los ciudadanos -muy especialmente a los más pobres-, a la vez que minimiza sus deberes y obligaciones. Prometer que la nueva Constitución aliviará la pobreza y disminuirá la desigualdad. También debe tener normas poco comprensibles que concentren el poder en el presidente y permitan su reelección indefinida.
8.     Desprestigiar, minimizar y reprimir a la oposición política.
9.     Controlar a los medios de comunicación. Tolerar algunos medios críticos contra el Gobierno que tengan pocos lectores o telespectadores, como ejemplo de que se respeta la libertad de expresión.
10.  Repetir el paso número tres. Indefinidamente.

¡Buen provecho!
mnaim@elpais.es


miércoles, 6 de julio de 2011

Carta a Pedro Salinas columnista del diario Perú21 - Eco. Juan Manrique Silva

Carta a Pedro Salinas columnista del diario Perú21 - Eco. Juan Manrique Silva.

  
Sr. Pedro Salinas:
Al leer su columna sobre Rosa María Palacios me pareció que Ud. estaba describiendo a Santa Rosa de Lima, supongo que es por su pasado religioso, que hoy abomina con resentimiento.
Palacios tiene un antiguo pasado fujimorista, que hoy reniega como lo hacen los “nuevos conversos”. Situación que también creo conoce bien. Le sugiero con su olfato periodístico seguir el pasado reciente de su marido al que ella defiende como abogada y esposa leona.
Por lo demás, si hay tanto temor por la libertad de expresión fíjese en su candidato, hoy presidente Humala, de las personas que lleva en su grupo, casi todos velasquistas confesos y militantes. De seguro Ud. no recuerda, por su edad o falta de preparación, de cómo el velasquismo acabo a patada limpia y con la brutalidad del fascismo con la libertad de expresión en el país.
Le sugiero que converse con genuinos periodistas, que no andan lloriqueando cuando los echan de un diario, que fueron encarcelados y deportados. Le sugiero además que converse con el señor Zileri y le cuente del trato humillante que recibió por una simpática carátula “Mamita Artola”. Y para terminar, el periodismo es una forma empresarial  y si alguno de sus miembros no está de acuerdo con la política de la empresa, renuncia. Así funciona y no por ser periodistas deben tener un trato diferente que el común de los mortales. Atentamente.

Juan Manrique Silva
      Economista
      04/07/2011

miércoles, 25 de mayo de 2011

Elecciones y futuro del Perú - Eco. Miguel Eduardo Bonilla Awuapara



ELECCIONES  Y FUTURO DEL PERÚ
El 5 de junio acudiremos a las urnas para elegir  a quien presidirá el Perú los próximos cinco años. Lamentablemente, para los demócratas, ninguna de las dos alternativas nos parece idónea, y los candidatos que representaban esa opción fueron dejados de lado por los electores a pesar de que en su conjunto tenían aproximadamente el 50% de la votación. Las dos primeras mayorías, una de extrema izquierda y la otra de extrema derecha, son de origen autoritario, por lo tanto, las libertades políticas en los próximos años pueden ser vulneradas y esa mayoría demócrata tendrá que estar vigilante de que, en cualquiera de los casos, ninguno de los posibles presidentes quiebre el orden constitucional, ni afecte nuestra democracia, que tanto esfuerzo nos costó recuperar.
En el caso de Keiko Fujimori, si bien es cierto ella no es su padre, éste fue un dictador que alteró el orden constitucional y está condenado a prisión por violar derechos humanos; y Fuerza 2001 es heredera de esas prácticas que asimismo crearon una mafia que corrompió el país en lo político,  económico y social. También es cierto que no son los mismos tiempos ni circunstancias, y que diez años después las instituciones se han consolidado y existe una prensa libre que no permitirá que se repitan actos repulsivos como los vivimos hasta el 2000.
En el caso de Ollanta Humala, se conoce de su acercamiento con Chávez, Correa, Ortega y  Morales. Sabemos cuál es la política que están practicando en sus países y no queremos que esa política se instale en el nuestro. No queremos reelecciones permanentes, no queremos referéndums para cambiar la Constitución  peruana para objetivos personales o de grupo, no queremos ser parte del plan Chávez de convertirse en el nuevo Fidel Castro. Queremos continuidad democrática, queremos instituciones solidas, queremos un país pacífico y con libertad.
En lo referente a las libertades económicas, en el caso de Keiko Fujimori su plan de gobierno es de economía de mercado, que ha generado un crecimiento económico en nuestro país que ha permitido bajar la pobreza del 54.8% en el año 2001 al 31.3% a finales del año pasado. Si mantenemos el modelo económico  y seguimos creciendo al mismo ritmo, podríamos esperar reducir la pobreza en los próximos cinco años en aproximadamente 15%, de modo que la “exclusión social” sería mucho menor, y aplicando los recursos del Estado en forma eficiente se podría acabar con la pobreza extrema.
En el caso de Ollanta Humala, sabemos su plan de gobierno se opone al desarrollo minero, petrolero y de gas; plantea un nacionalismo económico que ya conocemos a dónde nos puede conducir. Basta recordar el gobierno de Velasco Alvarado a quién él admira tanto. Esos planes de gobierno, porque no es uno solo sino varios los presentados, traerán una corrida de capitales, paralización de inversiones y otros efectos nocivos para la economía peruana, que impedirán seguir con el crecimiento económico. No queremos ser como Venezuela, que gracias a su riqueza petrolera tiene el PBI per cápita más alto en Sudamérica, sin embargo el despilfarro económico y su política nacionalista de izquierda la tiene sumida en niveles de pobreza y corrupción que no corresponde a sus ingentes recursos, ni a la memoria de sus próceres de la independencia americana.
Sabemos que los socios electorales de Ollanta Humala están detrás  de todos los conflictos sociales que se incuban en nuestra patria No es casualidad que donde tiene mayor votación hay tomas de carreteras, violencia y reclamos no siempre justificados.
Se habla de la mafia Fujimorista, pero me pregunto: ¿Detrás de Humala no está la mafia Montesinista?, pues Humala le sirvió de cortina de humo a Montesinos cuando se fugaba del país en un velero.
Se vienen tiempos difíciles para la patria. Los demócratas debemos estar preparados para la defensa de las libertades políticas y económicas en los próximos cinco años.
Pero, ¿cómo llegamos a esto?  Podría ensayar una respuesta. Como hace cinco años, nuevamente tendremos que elegir entre el mal menor. La causa podría estar en la ausencia de partidos políticos organizados, que representen ideologías, con formación ciudadana, con presencia en todo el país. En principio, debemos acabar con los caudillos; y los dos candidatos representan esa forma de hacer política; basta con escuchar que se autodenominan humalistas o fujimoristas.  Esa es la vieja historia de la política peruana desde los inicios de la república hasta nuestros tiempos, o acaso no hablamos de los toledistas, belaundistas, odriistas, etc., inclusive se puede hablar de los alanistas, dado el catastrófico resultado electoral del APRA, lo cual ratificaría que hay una crisis de los partidos.
Considero que deben existir un número de partidos políticos igual a los de las ideologías que existen: izquierda democrática, social democracia, social cristianismo, liberal, verdes y, quizás, una o dos más; pero en nuestro país cada persona con un poco de prestigio o popularidad por haber destacado en la vida pública, intenta fundar su propio grupo político, el que finalmente no trasciende en el tiempo, hecho este que no ayuda a consolidar los partidos.
Otro de los problemas en las agrupaciones políticas es que los viejos líderes nunca se jubilan y no permiten la renovación de cuadros y liderazgos, ni  existe una real democracia interna. Esto ha producido que en algunas elecciones, como la del año 1995, cuando se presentaron más de 33 agrupaciones.
Si hoy en día, todos aceptan principios como la libertad, la democracia, el Estado de Derecho y la economía de mercado. Y sobre esta última hay una encuesta de Datum Internacional S.A. publicada el 29 de abril del 2011, que a la pregunta: ¿Qué tipo de economía le conviene al Perú?, el 75.5% responde que a una de economía de mercado y solo un 16.3% a una economía controlada, siendo los NS/NC el 8.2%, queda claro que nosotros los liberales tenemos un importante rol que cumplir en el futuro político, ya que son estos principios las cuatro columnas fundamentales del Liberalismo.

Miguel Eduardo Bonilla Awuapara
Economista


Lima, 24 de mayo del 2011

viernes, 20 de mayo de 2011

Estancados… ¿Un siglo más? - Economista Juan Manrique Silva



ESTANCADOS… ¿UN SIGLO MÁS?

A inicios del siglo XX el ingreso per- cápita de los Estados Unidos era nueve veces superior al de los países latinoamericanos; transcurridos cien años, la proporción ha aumentado en forma dramática. A decena de veces superior. Esta perturbadora información nos conduce a la inevitable pregunta ¿Por qué  la mayor parle de los países sudamericanos se han estancado –en el mejor de los casos– o rezagado frente a otras naciones?
Consideremos que los gobiernos en los últimos años han experimentado con casi todas las formas políticas y económicas posibles, desde radicales posiciones marxistas hasta socialismos moderados o inmoderados, incluyendo a los exóticos modelos populistas y sus respectivas heterodoxias económicas, con los lamentables resultados que se expresan en el aumento de la pobreza y la desigualdad en la mayor parte de los países sudamericanos.
En la siguiente reflexión vamos a referirnos a tres cuestiones que tratan de explicar las causas por las cuales las ideas liberales no se convirtieron en la base de los programas de desarrollo en nuestros países pero que sí se aplicaron en los países prósperos.

El miedo a la libertad
¿Por qué en Latinoamérica no hay partidos liberales mayoritarios?, es la pregunta que en forma reiterativa se escucha en los más diversos lugares. La libertad ha sido una de las metas que con más entusiasmo ha perseguido la cultura occidental; no obstante, es bien sabido que en nuestros países la libertad ha sido una práctica difícil, rara y muchas veces incomprendida.
La primera vez que escuché la palabra liberal –la que comparte la misma raíz con libertad– lo recuerdo muy bien, era para referirse a una muchacha de la cual todos debíamos desconfiar. Estaba señalando –en general– a personas de comportamiento dudoso. “Cuídate de fulanito o fulanita; es liberal”, esta era una sentencia descalificadora.
Y esto que parece el simple recuerdo de muchachos encierra las causas y el por qué el liberalismo no ha calado en el pensamiento latinoamericano. Invariablemente se le asoció a la sospecha, a la desconfianza y al miedo – casi siempre inducido– que causa el ejercicio de la libertad y la responsabilidad personal. En esto último el marxismo y todas sus vertientes tienen mucho que ver.
La propaganda en contra de las ideas de libertad que durante décadas desplegó el aparato propagandístico de los países socialistas (probablemente en lo único que fueron eficientes) tuvo mucha influencia sobre los trabajadores, educadores, políticos y, en general, sobre el pensamiento y acción de millones de personas durante el siglo pasado.
En gran parte de las universidades donde se forman los futuros profesores y profesionales se ha pensado y visto el mundo en función del materialismo dialéctico e histórico, y, como consecuencia de ello, han agrandado hasta la elefantiasis a pensadores menores como José Carlos Mariátegui o Haya de la Torre y disminuido, o casi hecho desaparecer del ambiente académico y político, a reconocidos liberales como Pedro Beltrán, quien terminó su vida en soledad y sentenciado como el “amigo de los imperialistas y explotador del pueblo”.
Cuando tímidamente a los más jóvenes se les da a leer alguno de los innumerables ensayos y artículos que durante décadas Pedro Beltrán escribió en La Prensa, la opinión es casi unánime: “pero si este señor ha escrito y detallado lo que los países exitosos hicieron para salir de la pobreza”.

Liberales, ¿egoístas o solidarios?
Una crítica muy común y extendida entre los latinoamericanos, y que va contra nuestra forma de ser, es la que afirma que el liberal es un vulgar egoísta y que practica el desamor y la indiferencia con los demás para que los otros no se metan con él.
Es evidente que tal afirmación no es correcta. El liberalismo acepta al hombre tal cual es, con sus virtudes y defectos y con el derecho de elegir por sí mismo cualquiera de las opciones que la vida le ofrece, de acuerdo con unas reglas dictadas por su conciencia, el derecho y la ley. El Estado garantiza el cumplimiento de esas leyes para proteger al individuo.
Entonces, cuando la persona tiene la posibilidad de elegir por sí misma, opta por el grado de egoísmo o solidaridad que desee. Como en todas las sociedades, habrá liberales egoístas pero también habrá muchos o pocos que no lo sean.
Cuando los gobiernos obligan a las personas a ser solidarios con los demás, mediante abusivos impuestos, lo único que consiguen es trasladar la responsabilidad de los individuos a determinados burócratas, y con ello sí fomentan el egoísmo. Los impuestos excesivos inducen a los contribuyentes al siguiente razonamiento: “Si ya pagué impuestos, ya no tengo por qué ayudar a otras personas”. La mejor manera de crear personas y sociedades egoístas es transferir la decisión personal a algún empleado público. Los países socialistas y los gobiernos populistas son la mejor muestra de la poca solidaridad que existe entre sus miembros.
Uno de los grandes méritos del pensamiento liberal es reconocer al individuo en su exacta dimensión, es decir, un ser imperfecto distinto al de las utopías sociales y políticas que buscaban, a como diera lugar, al “nuevo hombre”, aunque en el intento por conseguirlo tuvieran que asesinar a cien millones de personas durante el siglo XX.
El individuo libre puede optar por ser solidario, pero también puede decidir no serlo. En este último caso, al Estado le corresponde un importante rol que cumplir con aquellos grupos desprotegidos que existen en cualquier sociedad: los niños sin familia, los ancianos desamparados y todas aquellas personas que por su condición no pueden participar directamente en el mercado.
Para ellos, los pensadores liberales le han asignado al Estado un papel, el que claramente distingue el maestro de Glasgow, Adam Smith, al afirmar en La riqueza de las naciones:

“… según el sistema de libertad natural, el Soberano tiene únicamente tres deberes que cumplir (…) el primero, defender a la sociedad contra la violencia e invasión de otras sociedades independientes; el segundo, proteger en lo posible a cada uno de los miembros de la sociedad de la violencia y de la opresión de que pudiera ser víctima por parte de otros individuos de esa misma sociedad, estableciendo una recta administración de justicia; y el tercero, erigir y mantener ciertas obras y establecimientos públicos cuya construcción y sostenimiento no pueden interesar a un individuo o a un pequeño número de ellos, porque las utilidades no compensan los gastos que pudiera haber hecho una persona o un grupo de estas, aun cuando sean frecuentemente muy remuneradoras para el gran cuerpo social” (libro IV, cap. 9).

El subrayado que hemos hecho en la última frase del párrafo anterior indica claramente la importancia que tiene “para el gran cuerpo social” la protección de las personas indefensas en una sociedad libre. Negar esto es simplemente presentar una caricatura del pensamiento liberal, cuando se trata de igualar –deliberadamente– liberalismo con egoísmo.


Las dos caras de una misma moneda
La gran mayoría de los gobernantes de nuestros países han sido dictadores. Los encontramos de todas las layas: desde defensores del mercado hasta radicales marxistas. El punto en común que tienen, es que, ni unos ni otros, comprenden que la libertad económica y la libertad política es una sola.
Un modelo que sólo se preocupa por que exista libertad de mercado y elimina los derechos políticos es tan débil como aquél que se preocupa por los derechos políticos y se olvida del libre mercado. En los pocos casos en que algún dictador militar se olvida  “que es un burócrata con entorchado y espadín[i]y trata de imponer una economía de mercado, casi siempre se encuentra con la tenaz resistencia de las poblaciones, pues sin el consenso de los ciudadanos es imposible que funcione por mucho tiempo y en forma estable un modelo de libre mercado. Pronto aparecerá la corrupción, y como no existen instituciones libres que se controlen unas a otras, el robo y el pillaje crecerán en forma tal que terminarán por destruir cualquier economía por más próspera que haya sido en un momento determinado. Indonesia con Suharto es el mejor ejemplo de cómo las dictaduras militares se pueden desmoronar en pocas horas, arrastrando con ellas a todo un pueblo.

De otro lado, se encuentran las conocidas democracias que, respetando los derechos civiles de sus ciudadanos, se olvidan o menosprecian el otro gran derecho: el de la libertad económica. Estas también acaban mal. Latinoamérica ha sido el dramático escenario en el que se ha visto la forma como el caos económico ha hecho sucumbir a la aparentemente más perfecta de la democracias. Uruguay, durante la década del setenta, es el más claro de los ejemplos, aunque muchos otros casos similares se pueden encontrar en la historia reciente de nuestro continente.
Milton Friedman en Capitalismo y libertad afirma:


“Un modelo que sólo se preocupa porque exista libertad de mercado y elimina los derechos políticos es tan débil como aquél que se preocupa por los derechos políticos y se olvida del libre mercado.”

“… La clase de organización económica que produce libertad económica directamente, es decir, el capitalismo competitivo, produce también libertad política, porque separa el poder económico del poder político, y de esta forma permite que uno contrarreste al otro” (cap. 1).


Esta es la lección que debemos tener en cuenta si algún día elegimos ser prósperos, para que nuestros bisnietos de aquí a cien años no tengan que lamentarse del nuevo “siglo perdido”.


[i]  Así llamaba MVLL a los militares que deseaban ser gobernantes, hoy para sorpresa de muchos, apoya al militar con pocos entorchados que pretende gobernar el país.



Juan Manrique Silva
Economista



viernes, 13 de mayo de 2011

Partido Liberal - Juan Carlos Tafur - Diario16




PARTIDO LIBERAL

Existe una gran discusión en los medios académicos liberales respecto de si es conveniente o no constituir un partido que recoja los principios del liberalismo tanto en su aspecto económico como político. Hay quienes consideran que la labor correcta es difundir ideas y lograr que éstas impregnen al resto de colectividades partidarias, logrando de modo indirecto que las mismas terminen haciéndose realidad.

La verdad es que una cosa no excluye a la otra. Y las circunstancias políticas del país más bien parecen aconsejar que se logre generar un cuerpo partidario organizado, con presencia no solo en el debate sino también en el ejercicio del poder.

Al final, lo que viene ocurriendo en el Perú en las últimas dos décadas es que muchos tecnócratas pro libre mercado terminan participando casi en todos los gobiernos. Y el resultado es que ni por asomo estamos cerca de que se vaya construyendo una trama legal o institucional proclive a dichos principios.

Muchos creen que es un esfuerzo inútil, porque el discurso liberal difícilmente logrará “prender” en los sectores mayoritarios del país. Como muestra traen a colación el desairado resultado obtenido por Rafael Belaunde, el único candidato que en las últimas elecciones hizo suyo un programa monolíticamente liberal.

La culpa, en verdad, no es del hijo del ex presidente Belaunde ni de sus allegados. Es de muchos otros que trasmiten la idea de que los liberales solo se dedican a cuidar el orden de las cifras macroeconómicas cuando trabajan para los gobiernos de turno, o –lo que es peor- que centran su eventual vena crítica en arremeter contra propuestas estatistas o izquierdistas. No les vemos el mismo ímpetu cuando se trata de denunciar los enjuagues mercantilistas que, por ejemplo, en este gobierno han reinado impunes.

Un liberal orgánico debería ser igualmente crítico de iniciativas populistas como de las mercantilistas, las que lejos de ser pro mercado son pro empresa. Si el mismo ojo avizor de muchas ONGs dizque liberales se apreciara respecto de ambos atentados contra la modernidad y el libre mercado, los aires de cambio serían suyos. No se les dejaría el monopolio de las reformas a quienes quieren desandar inclusive los criterios de estabilidad fiscal y monetaria.

Los enemigos de la libertad económica no solo viven en los sindicatos radicales o los frentes de defensa marxistoides. También lo hacen en la mayoría de gremios empresariales convertidos en agencias de lobby a favor de privilegios y canonjías inaceptables.

Cinco años turbulentos y complicados se avecinan. Los tiempos ideales para que la vena contestataria del liberalismo haga cuerpo en una organización partidaria. Presencia activa en los debates y trabajo silencioso en la organización de estructuras es su desafío. El Perú necesita, hoy más que nunca, de un partido abiertamente liberal.
 

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La Columna del Director
11-05-2011
Juan Carlos Tafur